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«Ala solar», eje patrimonial de paz y memoria histórica que integra el Museo de la Memoria de Colombia

 

  • La Dirección Técnica del Museo, en asocio con el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, realizó un conversatorio alrededor de la memoria, el espacio público y el entorno que rodea este monumento, donado por el gobierno venezolano en 1975.
  • Se procurará establecer alianzas para que las entidades aporten al rescate y restauración de esta obra de arte, elaborada por el artista venezolano Alejandro Otero.

Al costado oriental del Centro Administrativo Distrital de Bogotá (CAD), y justo en el predio donde actualmente se construye el Museo de Memoria de Colombia (MMC), está empotrado un monumento icónico para la capital del país y sus habitantes: «Ala solar», obra del artista venezolano Alejandro Otero, inaugurada el jueves 24 de julio de 1975, día del natalicio 192 del libertador Simón Bolívar, como regalo del gobierno venezolano a Colombia.

A propósito del Mes del Patrimonio 2022, y bajo la temática ‘Historias Latentes’, el Museo de la Memoria de Colombia desarrolló de manera virtual el conversatorio Patrimonio y memoria histórica en el espacio público del Museo de la Memoria de Colombia, en asocio con el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) y la fundación The Venezuelan American Endowment for the Arts. El conversatorio contó con la participación de la arquitecta Helena Fernández, de la profesional en Conservación y Restauración Lina Castillo; de Carolina Pinzón, artista plástica y profesional de la dirección técnica del MMC; Luis Fernando Arenas, arquitecto y magíster en Antropología, y Alí Cordero Casal, artista venezolano, filántropo y coleccionista de arte contemporáneo.

Durante la construcción del futuro MMC, en el predio que circunda a  «Ala solar» -parte del eje cultural de esculturas ubicadas en la calle 26 de Bogotá, pero también del Eje de la Paz y la Memoria de la ciudad- se ha suscitado un interés entre entidades públicas del orden nacional y distrital para lograr la recuperación de esta obra de arte. En efecto, la Dirección de Patrimonio de Bogotá tiene, entre otras iniciativas, la de ‘Adopta un monumento, la cual permite, con sus lineamientos y proyecciones, remozar esta estructura de hierro y acero de 14 metros de altura por 33 metros de base, con la firme intención de devolver la intensidad luminosa que moverá de nuevo sus 42 aspas de 2.70 metros cada una.

“Vecinos y vecinas de «Ala solar», de las localidades de Teusaquillo y Los Mártires, preguntan qué sucederá con el monumento, cómo será rescatado para que sea de nuevo un punto de encuentro social de los bogotanos”, manifestó Carolina Pinzón al momento de su exposición. Por su parte, Alí Cordero, gran entusiasta del proyecto de interés cultural que busca la activación patrimonial de la obra, manifestó que “la escultura icónica que acompaña al edificio del Museo de la Memoria es y será un vehículo de arte y hermandad. Una vez concluido, el MMC será uno de los grandes museos de Latinoamérica dedicados a la memoria de las víctimas”.

Entre tanto Luis Fernando Arenas, desde el  grupo de Patrimonio Cultural Mueble de la Dirección de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura -que trabaja en la declaratoria de «Ala solar» como Bien de Interés Cultural de carácter nacional-, celebra que las relaciones entre las dos naciones hoy coincidan en torno a esta obra artística. “Encontramos que es un punto que une varios ejes, como el de la democracia, y es el remate de una gran serie de obras de arte que están en el espacio público de la calle 26, el Eje de la Paz y la Memoria, que son hitos urbanos de la memoria histórica: el Cementerio Central; el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, el parque El Renacimiento y el Monumento a los Caídos en Combate de las Fuerzas Militares, que culminan con el futuro Museo de la Memoria de Colombia”.

Finalmente, Lina Castillo, de la Dirección de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura, destacó la ubicación espacial del eje cultural donde está situada «Ala solar» y el MMC: “Esta obra nos lleva a entender, desde el espacio público el arte y la función de los monumentos, que resignifican lazos de unidad y de hermandad con Venezuela”. Hablar de la obra de Alejandro Otero, fallecido en 1990, no solamente es pertinente por cuanto involucra la dimensión física del MMC, sino por la importancia de las acciones encaminadas desde distintos frentes para garantizar la valoración, la conservación del monumento y la divulgación de su naturaleza urbanística como bienvenida y apertura al futuro Museo de la Memoria de las Víctimas.