El Centro Nacional de Memoria Histórica lanzó el informe sobre daños y afectaciones psicosociales ocasionados por el paramilitarismo en Colombia
- Alrededor de 200 personas se reunieron en la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla (Atlántico) para conocer los hallazgos del informe llamado ¿Qué le digo yo? Ya no se sabía qué dolía más».
- El proceso de investigación analizó 14 informes previos de la Dirección de Acuerdos de la Verdad (DAV) del CNMH y más de 100 testimonios grupales e individuales de víctimas y sobrevivientes de, al menos, 16 estructuras paramilitares que operaron en 15 departamentos de Colombia.
- Se identificaron cuatro tipos de afectaciones psicosociales: psicoemocionales, morales, en el proyecto de vida y socioculturales, que abarcaron las dimensiones individual, familiar, colectiva y diferencial.
El 23 de octubre, en la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla (Atlántico) se reunieron alrededor de 200 personas para conocer los hallazgos del informe más reciente del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH): ¿Qué le digo yo? Ya no se sabía qué dolía más». Daños, afectaciones psicosociales y recursos de afrontamiento en víctimas y sobrevivientes de violencia paramilitar en Colombia.
La directora del CNMH, María Gaitán Valencia, señaló durante el lanzamiento del libro que, «este país no solo ha vivido en sufrimiento, sino también ha vivido en resistencia». Por ese motivo, el informe realizado por la Dirección de Acuerdos de la Verdad (DAV) del CNMH tiene el propósito de dignificar la memoria de las víctimas y sobrevivientes del paramilitarismo en Colombia, enalteciendo sus voces y narrando sus experiencias de afectación y resistencia.
«Reconocemos que el origen de estos daños es social y político. No es que la persona esté dañada, sino que le hicieron daño», explicó Maritza Villarreal, relatora e investigadora principal del informe psicosocial del CNMH. Es así como se identificaron cuatro tipos de daños psicosociales: psicoemocionales, morales, en el proyecto de vida y socioculturales, que abarcaron las dimensiones individual, familiar, colectiva y diferencial de las víctimas y sobrevivientes.
El proceso de investigación analizó 14 informes previos de la Dirección de Acuerdos de la Verdad y más de 100 testimonios grupales e individuales. «No desconocemos que muchas de esas personas no solo han sido víctimas de estas estructuras paramilitares, sino también de otros actores armados», precisó Carlos Mario López, director técnico de la Dirección de Acuerdos de la Verdad del CNMH.
López destacó que el nombre del informe fue una respuesta reiterativa durante las entrevistas. «¿Qué le digo yo…? Tiene que ver con cómo las palabras terminaron siendo insuficientes y las experiencias, a veces, terminan siendo innombrables, pero también dan cuenta de las resistencias y mecanismos de afrontamiento que han tenido», puntualizó.
Mecanismos de afrontamiento y resistencias
El arte ha sido una de las maneras que ha encontrado la población colombiana para transformar los dolores ocasionados por el conflicto armado. En el auditorio Jorge Artel, la Corporación Cultural Artteart presentó la obra de teatro «Deshojando una flor», la cual se basó en los hallazgos y resultados del informe del CNMH.
El canto, el baile y la actuación capturaron la atención de los espectadores, para después darle el escenario a cuatro líderes y lideresas que narraron sus maneras de afrontar y resistir a la violencia paramilitar. Sus voces hicieron parte del conversatorio Mecanismos para afrontar y resistir la violencia paramilitar y otras violencias, basado en el último capítulo de la investigación.
«El hecho de cantar, de coser, de contar nos está ayudando a sanar el dolor y el estrés del conflicto armado», señaló Keila Estefany Maza López, de la Red de Tejedoras de Mampuján (Montes de María). A pesar de que la violencia ha sido arrasadora, la lideresa señaló que el deseo de sanar era más fuerte. «En cada telar se van contando los hechos y hemos tramitado los daños que el conflicto armado ha causado», agregó.
Frenyi Daniel Jiménez, defensor de derechos humanos del Magdalena Medio, indicó que su manera de afrontar las vulneraciones fue «dejar de ser para poder ser». El líder social renunció a ser bailarín y músico tras ser víctima de desplazamiento forzado, pero el camino lo llevó a defender la vida: «muchas veces teníamos que abrazar a las personas para poder sacarlos de allí».
Por su parte, Nancy Elvira Arrieta Olivera, de la Asociación Comunitaria Amor y Paz en Corozal (Sucre), resaltó cómo el reunirse con otras mujeres le ha servido para transformar sus experiencias dolorosas. «Estamos pisando fuerte en lo social y lo psicológico —expuso la lideresa—. Hoy podemos hablar y decir que queremos una sociedad diferente, que queremos la paz».
Para finalizar, el público asistente escuchó la reflexión de José Domico Domico, del resguardo embera katío del Alto Sinú. «Con los cambios ocasionados por los actores armados, hubo daños en el medioambiente y en la emocionalidad de los más jóvenes», afirmó el líder indígena. Para salvaguardar la vida de esas generaciones, empezaron un proceso artístico en el que la danza, el canto y el tejido los han ayudado a sobrellevar lo que ha pasado.
En el informe psicosocial del CNMH se detallan otros mecanismos de afrontamiento y resistencia, el cual ya está disponible en la página web del Centro Nacional de Memoria Histórica. Esta apuesta contribuye a la reparación simbólica de los daños y afectaciones ocasionados por el accionar paramilitar y sigue aportando a que se escuchen «Todas las memorias todas».
CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA | 28 de Octubre de 2024