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Comunidad de Arenillo, en Palmira, celebró el cierre del proceso de reparación colectiva

“No escogimos la violencia y el dolor, pero sí podemos escoger cómo salir adelante”. Con estas palabras, Lucero Villaba, habitante de Arenillo, expresó el sentimiento de muchos de los habitantes de este pueblo que hoy fue el centro de un sentido acto con el que se formalizó el cierre de su proceso de reparación que duró ocho años.

Arenillo es una vereda ubicada en el corregimiento de La Buitrera (Palmira), poseedora de una gran riqueza natural que durante cinco años padeció en su territorio la presencia permanente de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), entre 1999 y el 2004, además de las agresiones de la guerrilla de las Farc.

Desapariciones forzadas, asesinatos, delitos contra la integridad sexual y numerosas limitaciones a la vida cotidiana (desde los festejos hasta la manera de despedir a sus muertos) afectaron duramente a esta población de cerca de 700 habitantes.

“Uno de los primeros y más importantes pasos fue haber recobrado la confianza de la comunidad en la institucionalidad, lo que era muy difícil. Hoy muchos de los profesionales de nuestro equipo son parte de la comunidad y hemos crecido juntos en todo este tiempo. Aquí se han implementado acciones no materiales que son de suma trascendencia, actos y procesos de resignificación de los espacios marcados por el conflicto, procesos psicosociales y formación para la organización social, entre otros”, dijo Lorena Mesa Mayorga, subdirectora de la Unidad para las Víctimas.

Entre las medidas materiales destacó la dotación e insumos para el proyecto productivo de plantas aromáticas y condimentarias y un camión para el fortalecimiento de estos mismos emprendimientos. Unas de las acciones más relevantes fue la cristalizada el día de ayer, con la entrega de 16 soluciones de paneles solares para el abastecimiento de energía en la parte alta de Arenillo, una población que permanecía a oscuras y que clamaba esta medida, lo que se dio a través de un convenio de la Unidad con PNUD en contrapartida con el gobierno noruego.

El acto formal de cierre se realizó frente a la capilla de Arenillo y contó con la entrega de un reconocimiento especial a los miembros de la comunidad que se encargaron de liderar los procesos de reconstrucción del tejido social en este colectivo.

Se realizó además una mandala con semillas propias de la región, simbolizando la riqueza de esta tierra, su legado y su apuesta agrícola, en cuya construcción cada participante mencionó las palabras que caracterizaron este proceso de reparación colectiva. Amor, persistencia, resiliencia y valentía fueron algunas de ellas.

Un momento de liberación de mariposas de un criadero de esta misma región también fue un sello de este acto, en representación de una comunidad que abre sus alas.