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El poder de encontrarse en el Quindío

Entre  los días 2 y 4 de noviembre, alrededor de 35 personas se congregaron en la Casa de la Cultura de Pijao (Quindío) para conocer y construir en conjunto la propuesta del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) «El territorio habla, el centro escucha». 

 

«Siempre nos muestran al Quindío como un remanso de paz y dicen que aquí no pasa nada», dijo Doralba Mabel Cardona, coordinadora de la Mesa Municipal de Víctimas de Génova. Desde la perspectiva de una mirada lejana, la guerra ha pasado por «los laditos» en el territorio, pero las voces de las víctimas contrarrestan esa postura. «No digan que no pasa nada porque aquí pasó mucho», añadió. 

Las palabras de Cardona se sustentan no solo en lo que se ha comentado en medio del conflicto armado, sino también en lo que ha vivido desde niña. «A mí me tocó ver las amenazas, cómo mi abuelo tenía que pagar vacunas, cómo mataron a mi suegro y cómo desaparecieron a mi primo», señaló la lideresa y destacó la capacidad que han tenido los quindianos de resistir. 

—Lo más lindo del Quindío es su gente —precisó Doralba—. Somos resilientes y sobrevivientes.

A pesar de que esas historias de resistencia se tejen entre sí, no todas las víctimas conocen los rostros detrás de esas experiencias. Por eso fue tan poderoso el encuentro que se hizo en la Casa de la Cultura de Pijao, donde alrededor de 35 personas que han sufrido los distintos flagelos de la guerra conversaron sobre los dolores vividos y la esperanza de trabajar por la paz.

El poder de encontrarse fue posible gracias al tercer encuentro subregional de la estrategia de territorialización del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), realizado entre los días 2 y 4 de noviembre en Pijao. «La guerra no ha respetado fronteras y por eso es tan significativo que nos juntemos», manifestó Felipe Marín, integrante del equipo regional pionero del CNMH.

El territorio habla, el centro escucha

«Somos un equipo de personas que pertenece a una institución que está por allá en Bogotá y que tiene el propósito de llegar a los territorios», precisó Marín respecto a la estrategia de territorialización del CNMH. Bajo la premisa «El territorio habla, el centro escucha», la entidad pretende tejer, fortalecer y, en algunos casos, restablecer el relacionamiento con las víctimas. 

Camila Orjuela, profesional del equipo de la estrategia de territorialización y transversalización del CNMH, señaló que la iniciativa de la administración de María Gaitán Valencia nace de una demanda que se ha venido haciendo desde los territorios, que se circunscribe a «cómo la entidad despliega su capacidad humana, técnica, y administrativa más allá de la ciudad de Bogotá».
 

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Ese despliegue ya comenzó en territorios antioqueños y del Eje Cafetero. El equipo regional pionero ha realizado estos encuentros en Yarumal (Antioquia), Samaná (Caldas) y, en esta ocasión, Pijao (Quindío). «Queremos atender sus inquietudes, pero sobre todo que nos ayuden a pensar cómo hacer que el CNMH llegue al territorio», puntualizó Felipe. 

De ese modo, los oídos que estaban acostumbrados a escuchar desde la centralidad llegaron hasta el Quindío, «para recoger todas nuestras vivencias», indicó Doralba Cardona. Durante dos días, los líderes y lideresas conocieron cuál es la labor del Centro Nacional de Memoria Histórica y aportaron sus conocimientos para la construcción de la estrategia de territorialización. 

La memoria como ejercicio colectivo

El primer ejercicio que se efectuó fue una cartografía social con tres objetivos: identificar los procesos de memoria que se han iniciado en los territorios; hacer una radiografía de cuáles fueron las huellas que dejó la guerra en los distintos municipios y veredas; e identificar las propuestas de iniciativas de memoria en el Quindío. 

Durante el proceso de diálogo aparecieron las primeras luces de los deseos, inquietudes y peticiones de las víctimas. «Necesitamos más material en libros y pódcast para mostrarle a la gente», afirmó Doralba en representación de Génova, mientras que desde Pijao y Calarcá solicitaron «capacitaciones para empoderarnos, sensibilizarnos y fomentar liderazgos».

Sin planearlo, el trabajo plasmado en aquellos mapas del Quindío dejó los primeros cimientos para construir los planes territoriales de memoria que ha proyectado el CNMH. «Estas cartografías no se van a quedar empolvadas en la institución, sino que vamos a regresar para hacerlo una realidad», indicó Felipe Marín.

 

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Esa promesa quedó en la memoria de los asistentes y así lo confirmó Camilo Pinzón Camacho, habitante de Pijao: «Nos van a escuchar a todas las víctimas a nivel nacional, no solo a una persona, sino a un grupo para favorecernos todos». Esa misma idea la replicó Luz Mila Vasco, integrante de la Mesa de Víctimas de ese municipio, al manifestar su deseo de que los encuentros se repitan. 

—Aprendimos de los dolores que hemos sentido por la violencia de este país.