Víctimas Del Oriente Antioqueño Dieron Colores A «El Silencio De Las Memorias»
El miedo es negro para algunas mujeres víctimas del conflicto armado del municipio de Guarne, en el Oriente Antioqueño; miedo que llena el corazón. Ellas definieron los colores, formas, síntomas y partes del cuerpo donde se alojan los sentimientos que guardan con sus memorias de la violencia. La rabia es llanto, y es roja. El silencio, blanco en el papel, son las ganas de gritar en la boca. Dispersos por sus cuerpos, llevan tristeza, dolor; pero también resistencia, familia, amor y verdad.
Estos collages de su sentir, construidos en colectivo durante un taller de cartografía corporal por las participantes de la iniciativa «El silencio de las memorias», serán interpretados por artistas plásticos para llevar sus creaciones al museo Raíces de la Memoria en su municipio.
«De esta actividad espero que el dolor de los otros no nos sea indiferente —dijo Gloria Patricia Gil, integrante de la Mesa de Víctimas de Guarne—. Cuando no nos había pasado nada, pensábamos que no era con nosotros, que no nos iba a tocar la violencia. En todos estos procesos uno se vuelve sensible y sabe el dolor que está sintiendo la otra persona».
RESCATAR DEL SILENCIO LAS VOCES PLURALES
«El silencio de las memorias: violencia sexual contra las mujeres en el marco del conflicto armado en el municipio de Guarne, Antioquia 1996-2003» es el nombre propuesto al comienzo de esta Iniciativa de Memoria Histórica (IMH) que cuenta con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la personería y la alcaldía de este municipio.
Jerylin Cuervo Vera, consejera municipal de juventud y representante de las y los jóvenes víctimas del conflicto armado, participó de la definición de este trabajo que busca hacer visible la situación de las mujeres víctimas de violencia sexual e interpelar a la sociedad. «Me parecía injusto que en el Registro Único de Víctimas solo estuvieran nueve casos de abuso sexual en el municipio de Guarne, porque todas las mujeres de mi familia fueron abusadas en el conflicto armado».
Para Claudia Elena Restrepo, del equipo de Iniciativas de Memoria Histórica del CNMH, «el valor de las voces de personas que han superado momentos de violencia a causa del conflicto armado y comparten sus recuerdos como una forma de desahogarse y de visibilizar sus luchas» es de resaltar.
Por su parte, Daniel Vélez, promotor de la IMH de la Alcaldía de Guarne, señaló que el propósito es «poner en perspectiva lo que ha sido el conflicto armado en el municipio y sus afectaciones a las mujeres, a su integridad, a su cuerpo y a su vida en general. La idea es llegar con otros lenguajes estéticos a la población y que se acerquen al museo cuando esté lista la exposición. Ahí va a estar reflejada la pluralidad de voces de las víctimas del municipio».
UNA INICIATIVA PARA LIBERARSE DEL SILENCIO
Julián Camilo Londoño Flórez, coordinador de la Escuela de Artes Visuales de Guarne, es uno de los tres artistas que aportarán en la interpretación del sentir de las participantes de la iniciativa. Las obras desarrolladas de manera colectiva servirán para la elaboración de piezas audiovisuales que harán parte de la muestra del museo Raíces de la Memoria. «Trabajar directamente con estas personas, cada una con sus historias, sus posturas y procesos diferentes en la vida frente a esa situación del conflicto armado, es el punto más importante para la creación de la obra», afirmó.
Aunque se centra en la violencia sexual, «El silencio de las memorias» acoge también las experiencias de víctimas de otros hechos en Guarne y el Oriente Antioqueño.
«Lo que uno siente y expresa con diferentes palabras lo sienten todas las víctimas del conflicto, sean desplazados, víctimas por muerte o desaparición. Uno siente todas estas emociones: rabia, dolor, tristeza, angustia, desesperación, ansiedad, insomnio, falta de apetito… cada uno nos expresamos de distintas maneras», anota Soledad Ortiz, que acompañó hasta la muerte a su mamá en la búsqueda de su hijo desaparecido por cuenta de un grupo armado. «Yo viví la angustia de mi mamá, de llevarla por las morgues a buscar a su hijo. A ella le dio demencia senil de pensar en mi hermano desaparecido. Teníamos un sobrino prestando servicio militar y él vino a visitarla cuando ella ya estaba muy grave. Él se llama Juan Roberto, y ella le dijo: “Marquitos, siquiera vino, yo llevo muchos años esperándolo”».
Como el sentir de las víctimas presentes, son diversas las expectativas de su participación en esta iniciativa. «Espero justicia para estas personas que no pudieron hablar. Que en las entrevistas nos dijeron que todavía veían a los responsables por ahí o nos contaron de sus cicatrices, que las abusaron muchos años… Espero libertad, porque son esclavas del silencio, del miedo, al no poder decir nada», concluyó Jerylin Cuervo, quien hace parte de la Asociación de Víctimas de Guarne.
CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA | 28 de Octubre de 2024